29. März 2017 · Kommentare deaktiviert für Kommerzielle Fluchthilfe für MarokkanerInnen · Kategorien: Marokko, Spanien · Tags:

La Voz de Cádiz | 27.03.2017

Así funcionan las mafias que trafican con inmigrantes en el Estrecho

Cobran más de mil euros por un ‚billete‘ en una patera, prefieren a magrebíes, extorsionan, secuestran… las redes que se enriquecen a costa de la desesperación

Es muy fácil traficar con la desesperación. No hay mucho que negociar cuando una de las dos partes está dispuesta a jugarse la vida con tal de escapar de un país para buscarse otra a toda costa. Y hay quien se aprovecha sin escrúpulos de esa desesperanza y pone precio al mercadeo ilegal de personas para embolsarse miles de euros al mes.

En lo que va de año se han recogido de aguas del Estrecho 18 cadáveres, los tres últimos este pasado viernes. Otros muchos lo rozaron. Estuvieron cerca de lograrlo. Más de dos mil han sido rescatados o detenidos cuando ni siquiera se ha completado el primer trimestre de este año. Según datos recogidos por la Subdelegación del Gobierno, ha habido un aumento en la llegada de inmigrantes a la costa gaditana del 135 por ciento con respecto a 2016. Además, el desembarco inusual de dos pateras en una playa de El Puerto la semana pasada acercaba el drama a la Bahía. La presión migratoria ha aumentado notablemente y ese incremento de circulación de pateras también ha provocado la proliferación y el enriquecimiento de las mafias que controlan este dramático ’negocio‘ desde las costas de Marruecos.

«Perder la droga les cuesta dinero, una vida humana, no». La frase puede parecer muy dura pero es completamente real. Es de un agente que conoce muy bien cómo funcionan y se organizan los delincuentes que están detrás de la inmigración ilegal. Estos traficantes no entienden de medidas de seguridad en cuanto se refiere a las personas. Sin embargo, si lo que llevan en una potente embarcación son miles de euros en hachís, la cosa cambia bastante. El tocar tierra y que la droga llegue es indispensable para poder cobrar. El subsahariano o magrebí paga por adelantado si es que quiere empezar el viaje.

Demasiados obstáculos

La lucha de Guardia Civil y Policía Nacional contra este tipo de mafias es constante, pero, enfrente se encuentran con multitud de circunstancias distintas que complican las investigaciones y, sobre todo, con la difícil o inexistente colaboración del gobierno marroquí. Cuestiones tan básicas en una operación contra un grupo criminal como comprobar datos bancarios o intervenir teléfonos es casi una misión imposible. Sin acceder a esta información es extremadamente complejo buscar y encontrar a culpables y poder demostrar con pruebas en los juzgados que tras la llegada de una patera se encuentran una serie de personas que se están llenando los bolsillos con todo esto.

Además, no se puede perder de vista la responsabilidad política que existe en referencia a las migraciones. Según denuncian desde hace años las asociaciones y colectivos de ayuda a migrantes, el hecho de que lleguen más o menos embarcaciones a nuestras costas fluctúa curiosamente en relación a los acuerdos que estén pendientes de firmar entre Marruecos y el gobierno español.

Pero a pesar de todas estas adversidades, la batalla contra el tráfico de personas persiste. La última operación conocida contra las mafias que trafican con inmigrantes en el Estrecho ha terminado con 16 detenciones. Todos los arrestados, de nacionalidad marroquí. Supuestamente organizaron la llegada de 300 personas en apenas un año de forma irregular. En la ‚operación Yaraví‘, desarrollada por la Guardia Civil de Huelva y Cádiz con el apoyo de agentes desplazados desde Madrid y Sevilla, se han destapado algunas de las claves que dan una idea de cómo funcionan estas redes. Según descubrieron, los inmigrantes tenían que pagar unos 1.200 euros por adelantado para llegar a España. Eso solo por el ‘billete’.

Una vez embarcados, les retiraban sus móviles y enseres personales para posteriormente trasladarlos a distintas localidades de Huelva y del territorio nacional, donde supuestamente eran retenidos en pisos contra su voluntad hasta que les realizara un segundo pago que ellos desconocían inicialmente. Los secuestraban los llamados ‚borregueros‘ y después extorsionaban a sus familias para que realizaran un segundo pago de entre 350 y 700 euros para liberarlos. «No suelen hablar mucho. Están asustados, les amenazan con hacerles daño a sus seres queridos», cuenta un agente. La Guardia Civil calcula que pudieron conseguir así unos 350.000 euros.

Como ‚borregos‘ en furgonetas

La investigación de este caso comenzó en octubre cuando tras la llegada de algunas pateras a Barbate se alertó de la presencia de varios coches llegados desde Almería y Huelva que esperaban en las proximidades a los inmigrantes para trasladarlos fuera de la provincia de Cádiz. Tirando del hilo se descubrió que quienes esperaban eran ciudadanos marroquíes, con permiso de residencia, que daban cobertura a sus compatriotas y los ocultaban una vez tocaban suelo español. Pero, claro, lo hacían a cambio de dinero. Por supuesto.

Normalmente las mafias trabajan en mayor medida con ciudadanos marroquíes. Con ellos, por cercanía, puedes establecer más fácilmente el contacto que con ciudadanos que llegan desde Malí, Congo, Senegal… Pero hay otro motivo con más peso. El legal. El marroquí, a diferencia del subsahariano, es expulsado en un plazo de 72 horas de España. Si es interceptado, no tiene alternativa, por lo que el hecho de tener cobertura , tanto en el viaje como en la llegada, es crucial. Así se explica también que los subsaharianos llamen desde la propia patera a los servicios de Salvamento o a enlaces de ONG en España en cuanto se ven en problemas. El marroquí arriesga mucho más.

Patero a 300 euros

Algunas de estas mafias sitúan el punto de encuentro con ellos en la zona de Kenitra. Una vez allí los montan en furgonetas y los llevan hasta la playa desde la que van a partir. Entonces, les piden el dinero. Siempre antes de embarcar. Con ellos viaja una persona de confianza de la red. El conocido como ‘paterista’ o ‚patero‘ que funciona de manera similar al ‚garante‘ de los alijos de hachís. A este individuo la mafia lo compra por unos 300 euros, un dinero con el que en Marruecos se salva el mes de sobra, o, en algunas ocasiones le ofrecen a cambio de sus servicios pasarlo gratis a él o a un familiar. Los ‘pateristas’, que suelen ser marroquíes que residen en Ceuta, Algeciras o la zona norte del país africano, se ocultan en el barco pesquero de unos seis metros en el que emprenden el viaje. Se camuflan perfectamente entre los veinte o treinta inmigrantes que suelen montarse. Detectarlos por tanto es muy difícil. La pericia en estos casos de los miembros de Salvamento o los agentes costeros es importante. Saber señalar a tiempo al que patronea puede dar pistas sobre quién o quiénes están detrás.

Porque quien está detrás no suele aparecer. «Jamás se moja las manos». Da las instrucciones y desaparece. Vincularlo como responsable o cabecilla de una de estas mafias es lo más complicado a pesar de que en un mes sus altos ingresos puedan delatarlo. Algunas operaciones policiales han demostrado que estas redes suelen organizarse en aparatos distintos cuyas funciones están muy diferenciadas por lo que captar enlaces o nexos comunes es una dura y laboriosa tarea. Por ello, disponer de más medios, tanto técnicos como personales, y muy importante, de una mayor colaboración judicial, es esencial en estas complejas investigaciones que intentan con mucho esfuerzo poner fin a la dramática trata de la desesperación.

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