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Libia podría detener sus exportaciones petrolíferas por culpa de las huelgas y la violencia
Por Mohamed Sahli
La grave situación política e institucional y el descontento social en Libia afectan duramente al sistema productivo, basado fundamentalmente en la producción y exportación de hidrocarburos. Las protestas de los trabajadores del sector petrolero desde hace casi un año podrían acabar en pocos días con las exportaciones de crudo. Es la primera vez desde la caída del régimen despótico de Muamar Gadafi, en 2011, que el país norteafricano se enfrenta a una situación de tal envergadura.
Las huelgas han reducido considerablemente la producción y exportación de crudo. Los únicos pozos de petróleo que no se han visto afectados por los reiterados movimientos huelguísticos son los yacimientos submarinos. La situación es tan grave, según reconocen algunos responsables libios, que las autoridades se han visto en la obligación de desviar la producción de las plantas de Al Jurf y Buri, que producen unos 80.000 barriles de petróleo al día, hacia la refinería de Zawiya, que genera combustible para Trípoli. Un responsable de la compañía libia National Oil Corp (NOC) citado por la agencia Reuters aseguró que si la situación de violencia entre las milicias armadas no mejora en Brega, en el este del país, Libia tendrá que detener completamente sus exportaciones de petróleo, que son prácticamente su único fuente de ingreso. Los grupos armados, como el que dirige Ibarhim-al-Jadhran, ya consiguieron paralizar varias instalaciones petrolíferas y gasísticas.
El azote de la violencia
La economía libia sufre el azote de la violencia armada y de las huelgas de los trabajadores del sector de hidrocarburos. La muerte esta semana del delegado suizo del Comité Internacional de la Cruz Roja en la ciudad de Sirte, a 500 kilómetros de Trípoli, demuestra que Libia se precipita peligrosamente hacia el abismo. Ni siquiera el general retirado Khalifa Hafter, que se sublevó hace dos semanas en Bengasi (este del país) para acabar con las milicias islamistas armadas, ha aportado un poco de estabilidad. Todo lo contrario, hace unos días un terrorista suicida intentó acabar con la vida del militar golpista. No lo logró, pero mató a cuatro soldados. En Trípoli, un diputado del Congreso General Nacional (CGN, Parlamento) fue secuestrado hace unos días y la sede del Gobierno fue atacada. Ante una situación tan complicada, es lógico que algunas multinacionales hayan cesado en algún momento su actividad en Libia o se lo planteen. La compañía Repsol lo hizo en febrero de 2011, porque consideró que la seguridad de sus trabajadores no estaba garantizada. En ese momento, Repsol producía 34.777 barriles de petróleo al día en el país norteafricano. Repsol volvió a producir petróleo en Libia a finales de 2011. Otras petroleras extranjeras como la francesa Total, la alemana Wintershall y la italiana Eni se encontraron en una situación bastante parecida a la de Repsol. España y Libia mantienen una relación comercial modesta y sus relaciones económicas se basan, sobre todo, en el sector petrolero y en la construcción. En los últimos años, grandes empresas españolas como Sacyr Vallehermoso, Pycsa Construcciones, Abengoa y ACS han llevado a cabo importantes inversiones en el país árabe.